Guanarteme, rey de Canaria

Un cuaderno con cien preguntas y respuestas trata de preservar la memoria de Tenesor Semidán, figura trascendental de la Conquista

Miniatura con Jean de Bethencourt rumbo a Canarias.

Miniatura con Jean de Bethencourt rumbo a Canarias. / La Provincia

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

La asociación Fernando Guanarteme Rey Canario, publica un cuaderno con cien preguntas y respuestas sobre la figura de Fernando Guanarteme, un canario que visitó la corte de los Reyes Católicos y que trascendió por su papel en la Conquista de las Islas Canarias.

«Emprendo estos apuntes históricos alentando la halagüeña esperanza de que en algún día, quizá no lejano, servirán de material para el que pueda y quiera escriba una biografía completa del célebre Tenesor Semidán, último Guanarteme o Rey de la vecina Isla de Gran Canaria». Por vía de prólogo, el cura José Rodríguez Moure, beneficiado de la catedral de La Laguna, licenciado en Derecho y primer cronista oficial de la ciudad de los adelantados, recogía el guante del encargo de la Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife, de «formar una corta noticia histórica del personaje aborigen Don Fernando de Guanarteme», una figura con una trayectoria vital digna de una serie de Neflix y que desborda pasiones por los afectos a su biografía y los que le achacan la rendición de los canarios ante los europeos en la Conquista del archipiélago. A los que se añaden aquellos que ven en torno al cambiante dibujo de su figura histórica y la recreación de su trayectoria, un cuadro a veces pintado con más certezas y adjetivos de la cuenta.

«No hay canario con una estela tan profunda y, sobre todo, más documentada», escribe José Rodríguez Moure

La razón de esa proyección quizá tenga que ver con lo que el entusiasta Rodríguez Moure deja claro sobre oscuro en las primeras líneas de su obra, al aseverar sobre el Guanarteme que no hay canario con una estela tan profunda y, sobre todo, más documentada, cosa en la que no anda desacertado.

Invasión

Si se tiene a bien el trabajo del beneficiado catedralicio, y se aceptara el entusiasta aliño propio del romanticismo que imprime a su prosa, hay que remontarse a los últimos días de junio de 1478. Tenesor Semidán, señor de Agáldar, en la isla de Canaria, y que hasta ese momento disfrutaba «de las dulzuras del mando en medio de la quietud que parece había de proporcionarle el aislamiento de una isla perdida en el Atlántico», recibe la inquietante noticia de la arribada en el puerto de las isletas de una «numerosa hueste de españoles, tan nutrida como jamás otra allí se había visto, montando porción de ellos en fieros brutos, nunca conocidos en la Isla». Y peor aún, levantando fortificaciones e instalando trincheras, lo que da cuenta del ánimo de sitio con el que desembarcan los europeos.

Ese es el inicio de una guerra entre canarios y castellanos que duraría casi cinco años, mucho más que lo que tardaron en conquistar el Perú o incluso México, y en la que Tenesor Semidán acabaría transformado en el bautizado Fernando de Guanarteme.

Mapa del cartógrafo Bertius Pretus, de 1618.

Mapa del cartógrafo Bertius Pretus, de 1618.

La primera batalla la libra «como jefe de Estado», siempre según Moure, y se salda con derrota, muchos muertos y el cautiverio «del valiente Adargoma». El 20 de julio, repite intento, resultando Maninidra con graves heridas, y haciéndose patente la desproporcionada desigualdad con respecto a la maquinaria de guerra de los recién llegados. Tras esto, «el guanarteme recorría la tierra esforzando el ánimo de sus vasallos y dando providencias para que los habitantes y ganados se internaran en la isla, al objeto de salvar unos y otros de los estragos propios de la invasión».

Regente de Canaria

El catedrático de Historia Moderna, Manuel Lobo, destaca como Tenesor, y en ausencia «del guanarteme de Telde, se arroga en el regente de la isla, y con esos poderes aúna las fuerzas de la isla para defenderla». No son contendientes que luchen a la par, con armas de fuego contra piedras, por lo que inicia «una guerra de hostigamiento que termina desesperando a los Reyes Católicos, con los indígenas atacando en distintos frentes a la vez en una orografía muy difícil».

Con Pedro de Vera al frente de los batallones, lod castellanos hacen una primera gran incursión en el interior que se salda con la muerte del «esforzado Doramas», y con el paso del tiempo se hacen fuertes en Agaete aprovechando, narra Moure, «un cierto edificio de grandes sillares que allí tenían los naturales del país», y en el que pone al frente de la guarnición a Alonso Fernández de Lugo, «capitán de acreditado valor».

Para un indígena nacido en una sociedad de subsistencia, visitar la corte en el siglo XV resultó un viaje al futuro

Y capitán que urde con éxito junto con Hernán Peraza el secuestro del guanarteme en la noche del 12 de febrero de 1483. En «los bañaderos» de Arucas, Tenesor Semidán es llevado ante el obispo del Rubicón, Juan de Frías, y el general Pedro de Vera, y de allí al Real de Las Palmas, para lurho embarcarlo con destino a la Corte.

Para un indígena canario nacido y criado en una sociedad de subsistencia, aquél periplo, el primero de tres, resulta un viaje al futuro, cuando a su paso hacia Córdoba descubre una Sevilla en la que luce desde 1221 su Torre del Oro, los castillos, las ciudades amuralladas y las flotas de navíos.

El drama de la Conquista

El escritor Carlos Álvarez, autor de la novela La Señora, centrada en la vida de Beatriz de Bobadilla y en la que recrea el drama de la Conquista, resalta que Tenesor pronto se da cuenta «tanto en Andalucía como en Castilla, que era mejor un acuerdo con el invasor que mantener la resistencia, y digamos que su actitud fue un adelanto de la realpolitik».

Si ya en su isla era patente el poder de la maquinaria bélica del invasor en la península se percata además de la infinitas tropas de refresco que pueden enviar al archipiélago. En ese ánimo, su encuentro con los Reyes Católicos culmina con su bautismo, en el que recibe el nombre de Fernando Guanarteme, y ceremonia tras la cual firma el Tratado de Córdoba, el acuerdo de anexión de la isla, que también contempla destinarle un territorio independiente: el Redondo de Guayedra. Álvarez afirma que ese gesto lo dibuja como un traidor para una facción, mientras que otra considera que gracias a ello logra evitar la desaparición de los canarios o el acabar como esclavos.

Tenesor accede al bautismo cuando se percata de que la guerra contra el invasor es un imposible

A su regreso acompaña a las tropas castellanas para convencer a los canarios que depongan la resistencia, no solo en Gran Canaria, cuya conquista culmina el 29 de abril de 1483 con el suicidio de Bentejuí y el Faycán de Telde y la rendición de los canarios en Ansite, sino también en La Palma y Tenerife, isla esta última donde fallece en 1496 tras su incorporación a la corona de Castilla.

Esa incursión a las islas más occidentales, acompañado de Alonso Fernández de Lugo, lo sitúa para algunos en colaboracionista, como resalta Álvarez, «pero curiosamente», apunta, «nadie se cuestiona el papel de los entonces caudillo de Lanzarote, Guadarfia, cuando pacta con Jean de Bethencourt su asentamiento en la isla».

Acuerdo internacional

Para Normando Moreno Santana, autor de la obra Los Derechos Históricos Fiscales Canarios. Crónica inconclusa de un conflicto, la rúbrica del citado Tratado de Córdoba supone el único acuerdo internacional existente entre un reino indígena y un reino cristiano europeo, «y solo unos pocos», como Bentejuí y el Faycán, prefirieron despeñarse antes de aceptar lo pactado, «sin duda por desconfianza hacia los extranjeros», algo que el tiempo, subraya, «acabaría por darles la razón».

Moreno considera que ese mismo acuerdo, que se refleja en la Carta Real de Privilegios y Franquezas fechada el 20 de enero de 1487 es el germen de la exención fiscal de Canarias entre los territorios de la Corona, un acuerdo respetad hasta que llega «el convulso siglo XIX, en el proceso de construcción del Estado liberal, cuando la Constitución de 1812 y su posterior desarrollo arrasó con los cabildos canarios».

Según Moreno Santana, firma el único acuerdo internacional entre un reino indígena y un reino cristiano europeo

Y más aún, «con fundamento en derechos históricos de mayor peso y contundencia, las Islas Canarias han sido ninguneadas, en la medida de que sus especificidades fiscales distan mucho de las que correspondería en derecho y con más motivo por las adversidades de la lejanía o ultraperificidad, la fragmentación y la carencia de recursos naturales».

La leyenda de Guanarteme

Todos estos hechos han ido construyendo una imagen de leyenda del Guanarteme, «un personaje poliédrico, de muchas aristas del que se tienen visiones diferentes según la óptica con que se mire», señala Manuel Lobo, «pero que para mí es un estadista que actúa como tal, viendo como un pueblo languidece y que negociar es la única manera que tiene para salvarlo».

El interés por su figura es de siglos, pero hace justo 101 años cuando Rodríguez Moure escribe Tenesor Semidán o don Fernando Guanarteme, como encargo de la Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife a mayor gloria de su figura. Un rey luego reclamado por su ciudad natal, Gáldar, que a través del Instituto de Estudios Históricos de Gran Canaria, y apelando a la Ley de Memoria Histórica, realiza gestiones en 2010 para traer sus restos desde la ermita de San Cristóbal de La Laguna. Y un segundo intento en 2016 por localizar a Guanarteme, impulsado por la asociación La Solana-Plátano, en la que el Parlamento de Canarias resuelve la apertura de su supuesta tumba, resulta infructuoso.

«No hay pues, ni seguramente habrá nunca, un lugar físico donde honrar, amparados en la materialidad de sus huesos, su memoria de hombre excepcional», escribe Jorge Onrubia, profesor universitario y coordinador del proyecto que trató de hallar su cuerpo, quién añade que «es aquí y ahora, en el presente que cobija el cementerio de nuestras propias memorias, donde, se diga lo que se diga, está su tumba. Y donde continuará mientras su recuerdo siga vivo». Un recuerdo que trata de mantener vigente la asociación Fernando Guanarteme Rey Canario, con el lanzamiento, la próxima semana, de un cuaderno con cien preguntas y respuestas con el que quieren rendir homenaje al único rey canario bautizado.

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